domingo, 31 de octubre de 2010

Capitulo III


3






Saturday, October 3, 2020 Last Update: 11:28 AM ET

ASESINAN A GERARD WAY Y DEJAN EN ESTADO DE COMA A FRANK IERO

En New Jersey, a 10 kilómetros de la residencia de Frank Iero guitarrista de My Chemical Romance, fue encontrado el cuerpo despedazado de Gerard Way de 43 años, junto a su camioneta en un acantilado en el límite de New Jersey con New York. El cuerpo estaba irreconocible, aparentemente la camioneta después de chocar había explotado, lanzando los restos de Way por diferentes zonas del acantilado. Este fue reconocido por sus restos de ropa, su anillo de compromiso, sangre y un mechón de cabello regados en la carretera. La policía esta investigando si la muerte de Way fue debida a un accidente o un asesinato premeditado, que es la teoría que baraja la policía. Lo mismo hacen con lo sucedido con Iero, quien fue encontrado desnudo, esposado, golpeado salvajemente sobre un charco de orines en la cocina de su casa en New Jersey. La policía tiene la teoría de que dejaron a Iero pensando que había muerto, puesta que Jamia Néstor su ex esposa cuando lo encontró, Iero no tenia indicios de vida. La policía esta relacionando ambos delitos por la cercanía de estos y la relación que había entre los miembros de la ya legendaria banda de rock My Chemical Romance. La policía de New York y New Jersey aun no a podido interrogar a Frank Iero, quien esta en estado de coma desde el incidente.


Tres días después de haber sido salvajemente golpeado, Frank Iero salio del coma en el que estuvo y abrió los ojos en el hospital general de New Jersey. Solo había conversado con sus hijas Cherry y Lily, su ex esposa Jamia y su madre Linda, quienes estaban la mayor parte del día a su lado en el mes que ya llevaba internado. Preguntaba por Gerard de vez en cuando, pero nadie se había atrevido a contarle aun que este había muerto. Linda Pricolo madre de Frank, había prohibido las visitas, ni sus amigos Ray Toro, James Dewees, Tim Hagevik, Matt Pessilier, Matt Cortez y Bob Bryar, integrantes y ex miembros de la banda, pudieron visitarlo, debido a esta restricción. La prensa se alboroto al verlos en la puerta del nosocomio, sin poder ingresar.


- Señor Iero, tiene visita
- ¿Quién es? – preguntó Frank a la enfermera

Mikey Way tuvo mejor suerte. Se escabulló de la prensa y logro ingresar a la hora que Linda Pricolo, Jamia Néstor y sus hijas se habían retirado del hospital.
Soborno a la seguridad que cuidaba la puerta de Frank y a una enfermera para poder entrar y verlo, quienes no se opusieron al ver que era Mikey Way, el bajista de la misma banda de Iero, a quienes le dieron el pésame por la muerte de su hermano y lo hicieron ingresar haciéndole prometer que no le diría a nadie que había estado en la habitación con Iero.


- Hola… soy yo


Frank vio a Michael James Way de pie en la puerta de su habitación en la clínica, con una caja de regalo en las manos y una mueca en la boca, que bien podría pasar por una sonrisa, pero claro con Mikey nunca se sabe.


- ¿Qué haces aquí? – fue lo único que pudo decir Frank
- Hola, yo… aquí estoy al fin, si, al fin ¿no?
- … - Frank no entendía que demonios quería decir Mike, así que prefirió callar
- Te traje esto – le acercó una caja de regalo
- Michael que demonios haces acá
- Vine a verte, supe lo que te paso, eh estado pésimo estos días luchando conmigo mismo. Ir o no ir, es un dilema ¿sabes?
- No, no se nada
- Bueno… - puso la caja de regalo sobre el regazo de Frank - ¿no vas a abrirlo?

Respiro hondamente y contó hasta diez en su mente. ¿Qué demonios hacia Mikey en la clínica? No sabia nada de él desde la llamada misteriosa hace más de un mes, además después de eso no tenia la más minima intención de saber de su existencia. Frank miró la caja con recelo. ¿Era una bomba? Estaba asustado por el incidente en la cocina de su casa. No todos los días un loco te droga, te desnuda, te agarra a golpes, te esposa y se orina encima de ti. No, esas cosas no ocurren a menudo y menos son fácil de olvidar. Entonces ahí estaba con la cajita de regalo en su regazo, frente a Mikey y la mueca rara que fingía ser una sonrisa en sus labios.
Sigilosamente toco el paquete y lo acercó a su oído. ¿Sonaría tic TAC? No lo sabia, era mejor cerciorarse. La mueca de Mikey en la boca, se convirtió en una sonrisa que en vez de ser contagiosa, puso la piel de gallina a Frank.

- No es una bomba tonto – dijo Mikey mirándolo – ahí puse una tarjeta, espero te guste todo, OH Dios espero que si, vamos ábrelo ¡que esperas!

Frank miró la tarjeta colgada en el moño que adornaba la caja de regalo. Era azul y tenía un gato naranja sonriente. La abrió y decía:

Espero que te guste,
Mikey

¿No pudo decírselo de frente en vez de escribirlo en una tarjeta? Mikey seguía de pie frente a el, con los ojos muy abierto, ansioso de que Frank abriera el paquete.

- ¡Vamos, ábrelo!

Frank arrancó la tarjeta, el moño y miró el paquete nuevamente con recelo. ¿Seria algún virus letal?

- ¿Cómo entraste?
- ¿Qué?
- ¿Quién te dejo entrar? Mi madre no dejo ingresar ni siquiera a Ray
- Yo tengo mis secretos… vamos Frank ábrelo, que me harás enojar y no te va a gustar

Ya de por si no le gustaba que lo visite. Con precaución empezó a sacar el papel brillante color dorado que envolvía el paquete ante los ojos brillosos de Mikey y su mueca en la boca que parecía una sonrisa. La caja decía Hawaianas y había un dibujito de una pareja tomada de la mano caminando frente a una playa. Abrió la caja y un par de sandalias color naranja aparecieron ante sus ojos. La Mueca en la boca de Mikey se amplió más. Frank pensó que si volvía a sonreír así, le daría un par cardiaco.

- ¿Qué es esto?
- ¡Sandalias!
- ¿para que?
- Para irnos juntos a la playa
- ¿Qué?
- Que nos vamos a Ibiza
- ¿nos vamos? – preguntó incrédulo - ¿te volviste loco o que?
- Loco estaría si sigo permitiendo que sigas aquí encerrado, además así te olvidas de lo que paso… ¡Ibiza te va a encantar! ¡alquile una hermosa casa privada frente al mar! – la mueca de Mikey se volvió a ampliar y Frank sintió que esta vez si le daría un infarto al corazón
- Ya conozco Ibiza, Gerard me llevo ahí en el intermedio del Tour del The Black Parade
- Ah si claro, Gerard
- Si Gerard, por cierto… ¿puedes decirle que venga? Le pedí a la enfermera que lo deje entrar
- O sea que yo te compro unas lindas sandalias naranjas, alquilo una maldita casa en Ibiza y tu me dices que ya fuiste con Gerard, ¿Solo te importa el jodido Gerard?

Y ahí estaba otra vez los cambios de humor de Mikey. ¿Habría tomado su medicamento en la mañana? Frank lo dudaba. Busco el botón para llamar a la enfermera, no tenia intenciones de estar un minuto más a lado del loco de Mikey, pero este se dio cuenta de sus intenciones y le sujeto la mano.

- Anda llámala, ella no va a venir, le dije que nos deje a solas, además aun no me haz respondido
- Mira Mikey, no se que bicho te a picado que ahora quieres jugar a que somos amigos, no se nada de ti desde ese día me llamaste, ahora me visitas burlando la seguridad y me quieres llevar a Ibiza… o sea a mi no me interesa viajar, ni hablar, ni verte
- Yo solo quiero ser tu amigo ¿ni siquiera eso me puedes dar?
- Mikey hemos estado viajando juntos por 20 años y luego de eso me dices que quieres ser mi amigo
- ¡Es que siempre todo para ti fue el jodido Gerard! ¡Ni siquiera muerto te deja en paz!
- ¿muerto? ¿de que demonios hablas Mikey?
- ¿Qué? ¿No lo sabias? Uy muy mal…
- Mikey no juegues con la vida de tu hermano
- Gerard esta muerto, bien muerto, exploto hizo ¡pum, pum!
- Estas mintiendo
- De verdad ¡murió! Exploto, sus pedacitos deben estar por ahí enterrados… por ahí, si encontraron todos, claro
- Mikey estas hablando de tu hermano, de tu sangre
- Ya, pero mi sangre fue muy ingrata y ya no esta por que hizo ¡Pum, Pum! Así que ponte las jodidas sandalias y vámonos a Ibiza por que ya me estoy cansando de estar parado aquí

Frank apretó el botón, que llama a la enfermera de turno, más de diez veces seguidas pero esta no apareció. Desesperado miró por la ventana y comprendió que ya no tendría ni una brizna de paz a partir de ese momento.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Capitulo II



2






1 mes después



Jamia Néstor veía a Frank Iero cada fin de semana. Dejaba a sus hijas cada viernes a las 6 de la tarde y las recogía el domingo a la misma hora. Prefería ser ella quien lleve y recoja a las niñas, así se evitaba peleas entre su actual esposo David Costa y Frank, pues no se hablaban desde que ella había iniciado una relación con el. Frank y Jamia, se habían divorciado un año antes, cuando Frank descubrió que su esposa lo engañaba con David, uno de sus socios y mejores amigos con quienes compartían una empresa de ropa y una disquera pequeña. El divorcio fue tormentoso, pero llegaron a una conciliación, cuando se dieron cuenta que lo único que los ataba juntos eran sus hijas, no el amor que en algún momento de la adolescencia los unió.

Generalmente Jamia dejaba a las niñas en la puerta de Frank, cruzaba con el un par de palabras y volvía a su casa donde su esposo la esperaba impaciente. Esta tarde no fue así. Toco el claxon 3 veces seguidas como siempre, era la señal de que ellas ya estaban aquí, pero Frank no había estado en la puerta esperándolas, ni había salido a recibirlas. Una de sus hijas pensó que estaba durmiendo, así que bajaron del auto e ingresaron a la casa con la llave que estaba debajo del tapete. Pero al entrar ni el sonido de los perros que vivían con Frank se sentían en la casa. ¿Frank no estaba en casa? Jamia lo pensó unos instantes, pero luego supo que eso era imposible. El sabía que Jamia iría con las niñas a las 6 de la tarde como todos los viernes, entonces ¿Dónde demonios estaba?

- ¡Papá donde estas!
- Calla tonta seguro esta durmiendo
- ¡Papi ya llegamos, hemos traído a Picles!
- No grites tonta ¡es que no entiendes!
- Cállense las dos, ¡Frank!

Las pequeñas subieron al segundo piso de la casa en busca de su padre, mientras Jamia continuaba buscándolo en el primer piso sin éxito.

- ¡Papa no esta en su habitación! – grito una de sus hijas


La ex esposa de Frank camino a la cocina mientras las niñas corrían por las escaleras. Solo escuchaba al viento golpear la puerta que daba al patio, estaba abierta. Frank nunca dejaba las puertas abiertas. Camino despacio y un fuerte olor flotaba en el ambiente, eran orines regados en toda la cocina. Camino con cuidado de pisarlos, siguiendo el rastro y encontró a su ex esposo desnudo con las manos esposadas, estaba inconciente sobre un charco lleno de orines.

- Oh Dios mío…

Fue lo único que atino a decir, quiso tocar a Frank pero escuchaba las voces de sus hijas mas cerca.

- chicas vuelvan al auto – grito desde la cocina
- ¿Qué pasa mamá? – grito una de sus hijas desde la sala que se acercaba a la cocina
- Vuelvan eh dicho – salio la mujer a la sala, estaba nerviosa pero no quería que sus hijas vieran a su padre en ese estado - ¡Al auto!- les grito una vez mas y corrieron al auto sin replicar.
- ¿Frank? ¿Qué te hicieron?

Jamia marco al 911 e intento vanamente hacer reaccionar a su ex esposo, pero este seguía inconciente.
Las muñecas de Frank Iero tenían cardenales alrededor de las esposas, Jamia intento sacárselas pero estaban muy apretadas, busco las llaves desesperadamente pero no había rastros de estas en la cocina. Sus hijas tocaban el claxon del auto, estaban ansiosas por ver a su madre y preguntarles que demonios pasaba ahí dentro, donde estaba papá. Jamia no sabia que hacer. Subió a la habitación de Frank para sacar una manta para cubrir la desnudez de su ex esposo, y al abrir el closet lo que encontró fue algo más que una manta.

- ¿Bandit?

La hija de Gerard y Lindsey Way estaba sentada dentro del closet de la casa de Frank, con las rodillas en el pecho y la cabeza hundida en ellas. A su lado estaban los 3 perros de Frank asustado mirando a Jamia, moviéndole la cola, implorando salir de ahí. La niña no emitía ningún sonido, no se movía, no hablaba.
A lo lejos se escuchaba la sirena de la ambulancia acercándose a la casa. Jamia sintió que la cabeza le iba a estallar. Su ex esposo violentado desnudo en la sala, inconciente lleno de orines. La hija de una de sus mejores amigas encerrada en el closet mal oliente con tres perros asustados ¿Qué demonios había pasado?

sábado, 9 de octubre de 2010

Capitulo I


El miedo lleva a la Ira, la ira lleva al sufrimiento, 
el sufrimiento lleva al odio y éste a la maldad y la locura. 
Así que cerró los ojos.



1






Si Frank hubiera podido saber lo que pasaría después de recibir esa llamada.
No la hubiera contestado y quizás el presente sería distinto.
Quizás...
Esa tarde, Frank estaba echado en el sofá de su casa en la ciudad, en la que desde hacía 6 meses compartía con Gerard. Tocaba melodías tristes y amargas en su desgastada guitarra mientras pensaba en cómo había cambiado su vida desde que Gerard se había mudado con él y como ahora todo se veía extrañamente distinto.
Miró la habitación vacía y se sintió muy solo. Deseo que vuelva pronto a casa, hasta pensó llamar a su ex esposa y pedirle que traiga a las niñas al día siguiente en la mañana. Pero opto por no hacerlo y se hizo un ovillo en el mueble, tejiendo pensamientos sin sentido. Hasta que sonó el teléfono.
De inmediato corrió a contestarlo pensando que era él y sólo quería decirle que lo extrañaba y ya estaba camino a casa. Pero descartó el pensamiento y se le vino algo más realista, quizás preguntarle si quería que le lleve algún postre para acompañar la cena que Frank preparaba todas las noches. Pero al ver la pantalla del celular, se fijo que quien lo llamaba era el hermano menor de Gerard.
¿Qué rayos quería? Mikey era bajista de la banda de rock en la que Gerard era vocalista y Frank segunda guitarra. En todos los años en los que convivió con Mikey entre largas giras, siempre llevaron una relación cordial que se limitaba a un saludo o preguntarse sobre los acordes de las canciones que tocaban. Así que cuando vio que era el quien llamaba, pensó en no contestarle, seguro era alguna tontería tipo sabes si el do mayor va junto al do menor en tal canción, entonces lo dejo sonar y siguió jugueteando con su guitarra. El teléfono siguió sonando insistentemente, así que antes de hacerlo añicos contra la pared le contesto y se preparo mentalmente para escuchar una de sus acostumbradas charlas sobre el do mayor.

-   ¿Mikey?
-   Si, Hola Frank
-   ¿necesitas algún acorde?
-   No… no es eso
-   ¿no?
-   No
-   ¿Entonces?  - preguntó - Porque tú no me llamas ni para mi cumpleaños
-   Lo sé, lo siento, siempre quiero hacerlo, pero… - el timbre de su voz bajo y casi susurró – es tan difícil
-   Eh… ya dime ¿Qué paso?
-   Yo… tengo algo que decirte
-   Te escucho
-   Pero no sé Frank, no se di deba, no tengo valor para hacerlo… Dios mío que difícil
-    ¿Qué pasa?
-   Es algo que, tengo aquí ¿sabes? Aquí
-   ¿aquí? ¿aquí donde?


Mikey se atropellaba con las palabras que decía y más aun con las que no se atrevía a decir. No era fácil para el comunicarse con el resto de personas, y menos aún con Frank, quien siempre mantuvo una distancia con él y se dedico a idolatrar a su hermano en todos estos años. Por su parte Frank intuía que le pasaba algo, pero no estaba seguro que podía ser, no estaba muy pendiente de lo que pasaba en su vida, lo veía solo si había alguna reunión donde iba con Gerard, más no otra cosa. Además tampoco le importaba mucho lo que le pasara a Mikey, no eran amigos, eran unos conocidos que habían convivido largos años sin conocerse lo suficiente y ahora que lo llame tartamudeando algo que tenia “ahí dentro” y no podía decir no hacia más que sacarle de quicio.

-   ¿Mike que cosa?
-   Shh…

En eso, Frank escuchó ruidos por el auricular que venían de alrededor de Mikey, pero no lo suficiente cerca de él para poder descifrar si eran voces o quizás el sonido de la cantidad de gatos con los que vivía. Entonces Frank pegó la oreja bien al teléfono y empezó a sentir el ruido mas claro. Eran voces. ¿Pero de quienes? Ya de por sí todo el asunto de la llamada de Mikey le parecía raro ¿Qué quería decirle? ¿Por qué no lo soltaba de una vez? Y sobre todo ¿Quién está ahí interrumpiendo su gran confesión? ¿Era una confesión? Frank sintió un escalofrío en todo el cuerpo. Sabía que Mike tenía ciertos problemas mentales, era bipolar, no siempre estaba controlado, no le gustaba la medicación y Alicia, su esposa, le pedía el divorcio constantemente, en algunas ocasiones sus pleitos habían llegado a la policía. Por un momento pensó que en uno de sus ataques había matado a su mujer y lo llamaba a pedir ayuda.

-   ¿Quién está ahí? ¿Es Alicia? - Le preguntó Frank, esperando que en realidad sea ella
-   Es Gerard - contestó Mikey casi susurrando
-   ¿Gerard?

Frank que estaba echado en el sofá, se sentó, como si eso hiciera su audición se agudizara más. ¿Qué podría hacer Gerard en estos momentos en casa de Mikey? Se supone que había salido con su hija para comprarle un vestido nuevo para una fiesta el fin de semana. Aunque claro podría haber llamado a su hermano para que lo acompañe, aunque eso es poco probable por el poco sentido del vestir que tiene Miguel. Quizás fue a su casa con Bandit a buscar ayuda de Alicia. Sí, eso tenía que ser. Fue a casa de Mikey en busca de la esposa de este. Pero… ¿Por qué haría eso? En todo caso Bandit pudo ir con su madre y no con su padre a quien le aburría ir de compras.
A Frank se le erizó la piel.
¿Gerard le había mentido?

-   ¿Qué hace ahí? – preguntó Frank
-   Tenía que aparecer, siempre tiene que aparecer – dijo Mikey con rabia en la voz
-   ¿Qué demonios pasa ahí?
-   Se supone que yo no deba estar aquí – dijo cortante
-   ¿Aquí donde? No te entiendo nada ¿Dónde estás?
-   Alicia me dijo que vaya  a casa de mi madre, para a dejarle unas cosas que ella le había comprado
Mikey hablaba consigo mismo tratando de atar unos cabos que habían estado en sus manos, pero nunca se percató de que estaban ahí. La rabia lo embargo, se supone que este iba a ser su momento y se había arruinado otra vez por culpa de Gerard.

-   ¿Estás en casa de tu madre?
-   Alicia no quería que yo esté aquí.
-   ¿Dónde tu madre?
-   No idiota, no quería que este en casa

Frank se asusto de su reacción, aun le costaba entender los cambios de humor de Mike, quizás eso era una de las cosas que hacían que nunca hubieran sido buenos amigos como lo fue con Ray o los demás chicos de la banda.

-   De acuerdo Mike, me puedes decir que sucede y porque Gerard está ahí
-   ¿No te importa lo que te tenía que decir? ¿solo te importa que hace el jodido Gerard?
-   No entiendo nada, si hablaras claro, todo sería mejor ¿no?

Hubo un silencio, no se escuchaba ni la respiración de Mikey, segundos después tan solo las voces habían vuelto y esta vez estaban más claras, es como si Mike se hubiera acercado a ellos.
Frank pego la oreja bien al celular subiendo todo el volumen.

-   ¡Mike! – dijo Gerard
-   ¿Qué hacen aquí? – pregunto su hermano

¿Hacen? Es Bandit, Gerard esta con Bandit pensó Frank.

-   Pues… iba a contártelo
-   Lo siento yo metí a Alicia en esto – dijo una voz femenina algo ronca

Esa voz no es de Bandit, ¿Qué demonios pasaba ahí? ¿Qué hacia Lindsey en casa de Mikey con Gerard? ¿En que había metido Lindsey a Alicia? Frank sintió como la sangre le subió el rostro, la cabeza comenzó a dolerle.

-   ¿Qué demonios hace Lindsey en tu casa con Gerard? – pregunto Frank en el auricular

Pero Mikey no respondía y Frank sentía que su cabeza iba a estallar.

-   Se supone que tu no deberías estar aquí – dijo Gerard
-   Ya veo… no puedo estar en mi casa, Alicia me mando donde mamá y ustedes están aquí, entonces ¿ustedes?

¿Entonces Ustedes? No había ningún ustedes, solo hay un nosotros pensó Frank, solo hay un nosotros que es Gerard y yo, no hay un ustedes, porque eso se acabo y el maldito Mikey no me contesta.

-   Voy a colgar y llamar a Gerard  – lo amenazó Frank
-   Dios mío – dijo Mikey al teléfono, Frank se asustó
-   ¿Qué sucede?
-   Espera – dijo Mikey a Frank por el teléfono, lo separo de su rostro y esta vez hablo con Lindsey – Podrías repetirlo para que Alicia escuche
-   ¿Alicia esta al teléfono? – pregunto Lindsey
-   Si – mintió Mikey

Mikey le dio el celular a Lindsey quien entusiasmada comenzó a hablar, mientras Frank al otro lado de la línea permanecía en silencio.

-   Ali fui con Gerard donde el Dr. Winston, bueno ya lo sabes – Mikey la interrumpió
-   Solo dile lo que me acabas de decir
-   Lo confirme Ali… ¡estoy embarazada! – Mikey le arranchó el celular a Lindsey quien se quedo perpleja ante la reacción de este
-   ¿Lo oíste? – dijo Mikey a Frank por el celular – parece que esta vez Gerard no lo volvió a arruinar.

El tiempo para Frank Iero se detuvo en el preciso momento que Lindsay pronuncio esas dos palabras “Estoy Embarazada”, los últimos tres meses vividos a lado de Gerard pasaron por su mente y al fin comenzaron a cobrar sentido.