domingo, 25 de diciembre de 2011

Capitulo XXI

21





Lindsey Way nunca fue la mejor amiga de Frank.
Es mas, lo odiaba.
Pero ahora, se sentía tan desesperada por encontrar a su esposo, que por su mente paso la absurda idea de llamar a Frank y pedirle ayuda.
La idea le iba y venía desde que Frank había ido a su casa un año antes diciéndole que el sujeto que lo atacaba le había confirmado que su esposo vivía.
Intentó buscar ayuda por parte de la policía, pero no le hicieron caso, luego volvieron a atacar a Iero y casi matan al ex baterista de la banda de su esposo, que asustada por todo lo ocurrido, temiendo por la vida de sus hijos desistió de buscarlo. Pero ahora las cosas habían cambiado.
Si que habían cambiado.
Su esposo se había vuelto a comunicar con ella.
Le escribía largos correos electrónicos diciéndole lo mucho que la amaba y extrañaba.
Que moría por tenerla en sus brazos y no veía la hora de salir de ahí.
¿Pero donde era ahí?
Lindsey había intentado por todos los medios hacer que su esposo le diga quien lo tenia secuestrado, pero por más que había intentado él no le había dicho nada, alegando que no tenía la mas remota idea, pero eso era mentira, Lindsey lo sabía, lo conocía demasiado bien. Su esposo le estaba mintiendo, y esta vez sabía que no era por que se iba a follar con alguno de los enanos de la banda, sabía que esto era algo serio, que temía que el sujeto la lastime a ella o a uno de sus hijos.
Pensó en contratar un detective privado, rastrear la señal de internet, pero Gerard le había suplicado que deje las cosas así nomas, que él estaba pagando algo que hizo, que no le podía decir nada, pero que por favor de ninguna manera llamara a la policía.
Cuando ella le preguntaba de que rayos estaba hablando, de que jodido daño se trataba, él le cambiaba el tema y le suplicaba no volver a tocarlo, y eso era lo que más le desesperaba.
Además de ello, su hija era otro tema que le ponía los pelos de punta.
Desde el entierro de Gerard (o de los restos que supuestamente eran Gerard) su pequeña Bandit, ya no era la misma niña de antes. Sus sonrisas habían desaparecido, su actitud era cada vez más hosca y ya no hablaba con ella. Por más que Lindsey había intentado acercarse a su hija, sentía el rechazo de esta sin tener que dirigirle la palabra. Bandit ya no era una niña normal, era una sombra de lo que fue y Lindsey sentía que si eso continuaba, su hija no tendría sus dulces 16, por que la misma Bandit se iba a encargar de llevarse 10 metros bajo tierra.
Ahora ya no iba al colegio, Lindsey tratando de entenderla le había contratado profesores particulares a los que su hija ignoraba por completo y aplicaba su voto de silencio. Al paso de los meses se percató que su pequeña solo usaba camisones anchos, blusas largas, pantalones anchos. Nada que descubra su piel por debajo del cuello. Al comienzo Lindsey no le tomó importancia, pero mientras el clima cambiaba y el sol quemaba, comenzó a preocuparse y empezó a espiar a su hija. Lo que encontró fue profundos cortes en sus brazos y muslos, además de una cantidad considerable de cajetillas de cigarrillos y marcas de estos en su piel que algún momento fue lozana.
Lindsey la llevo al psicólogo, pero Bandit continuaba en silencio. No quería hablar con nadie que no fuera Cherry Iero.

Lindsey no veía bien esa amistad. No tenia nada en contra de la pequeña de Frank, pero si contra él. Era como si los Iero no pudieran vivir sin los Way, y ese pensamiento la enfermaba. Por ello mas que nunca necesitaba encontrar a su esposo, necesitaba que vuelva a la casa y la ayude con Bandit, por que estaba segura de que todo esto se debía a él, pues su hija siempre fue muy unida a su padre, eran como hermanos y ahora Gerard ya no estaba.
Entonces hizo tripas corazón mientras leía el último correo de su marido donde le repetía lo mucho que la amaba y remontaba escenas de sus viajes juntos antes de los niños, le preguntó a su hija por que no llamaba Cherry para que jueguen un ratito y se pongan a pintar esos dibujos extraños y cargados de sangre. Lindsey ignoraba, que el color de la sangre de los dibujos no era pintura si no la propia sangre de su pequeña. Bandit la miró extrañada, pero no hizo ningún comentario y le envió un mensaje al celular de Cherry contándole la buena nueva, Lindsey agregó mientras su niña escribía en el celular, que le gustaría que Frank la traiga por que no lo veía hace mucho y quería hablar con el. Bandit hiso la que no la escucho y se encerró en su habitación mientras remangaba su camiseta negra y larga donde hundiría un saca puntas.

Un par de horas después apareció Cherry Iero con una mochila en la espalda y una sonrisa de oreja a oreja. Junto a ella Lily su hermana con los ojos abiertos como plato y la mano apretando la de su madre suplicándole en silencio que no quería quedarse con su hermana que ella podía quedarse en casa solita sin hacer ningún ruido, a los que su madre respondía con una sonrisa en los labios como si su niña solo hiciera un chiste.
Lindsey fue quien las recibió en la puerta de la casa, traía a su pequeño Séance Luther en brazos. A la primera que vio fue a Cherry quien ahora corría saltando por el jardín de la casa, Lindsey no saludo y siguió caminando pensando que se encontraría con Frank, pero este no estaba ni enterado de que sus hijas estaban en su casa.

- Pensé que vendría Frank – soltó Lindsey
- Hola Lindsey – dijo Jamia - ¿Frank? ¿Por qué pensaste eso?
- Le comente a Bandit que… quería hablar con él – dijo Lindsey a lo que Bandit que había estado pegada a su espalda sin que esta se dé cuenta hablo.
- Se me olvido mamá, será para otro día – dijo mientras corría a la casa de la mano de Cherry
- No sabía que querías hablar con Frank
- No, bueno es que… ya sabes solo, por todo lo que ha pasado, yo…
- ¿tu?
- Solo quería hablar con el joder, ¿me estas interrogando?
- No, es solo que me sorprende, o sea ¿tu hablando con Frank?
- Ya se, olvídalo, no mejor… eh, pasa bienvenida – le dijo caminando hacia la casa con Jamia.

Lily entró con su mamá apretándole la mano. Lindsey se percató de ello y la invitó a subir a la habitación de Bandit junto con Cherry, pero Lily dijo que prefería quedarse con su mamá. Lindsey estuvo a punto de gritarle a la niña y decirle que se largue por que tenía que hablar con la gorda de su madre, pero se contuvo y colocó al bebé en el cochecito y le pidió por favor que le de un paseo. Lily acepto feliz y salió de la casa con el cochecito con el bebé dentro mientras la cantaba una nana de cuna.

- Y Jamia, que me cuentas ¿Cómo van las cosas con David?
- Eh… bien, todo bien, ahora salió de la ciudad por trabajo
- ¡No me digas!
- Si, el siempre esta viajando…-intentó explicar Jamia, pero Lindsey la cortó
- ¿y como vas con Frank?
- ¿Frank?
- Si con el, vamos Jamia, no creas que no me eh dado cuenta como te brillan los ojos cuando te lo menciono
- ¿ah? Que... que… ¿Qué dices?
- Claro y el tartamudeo
- ¿ta ta tarmu que?
- ¡Tu piel esta temblando! Aun lo amas ¿cierto?
- Yo… ¡De que hablas!
- ¡Y no solo lo amas, si no que aun te calienta!

Lindsey estuvo a punto de reírse en la cara de Jamia, pero lo disimulo mostrándole solo una pequeña sonrisita cómplice. Jamia se había puesto colorada y no sabia donde meter la cabeza. Entonces Lindsey contra ataco y comenzó a recordarle lo bien que se les veía juntos, como se parecen sus hijas a él, que estaba segura que cada vez que veía a las niñas veía a Frank. Jamia no decía nada, solo seguía enrojeciendo cada vez mas su rostro mientras Lindsey ahora le preguntaba si su vida sexual con David era mejor que la que tenia con Frank, por que con él, vaya ¡Habían roto una cama en suiza en medio de una gira!

- No puedo negar que… quizás con Frank las cosas eran un poquito más…
- ¡calientes! Ya veo, pero ahora que David viajó y ya sabes Frank esta solo – ignoraba si eso era cierto, lo mas probable es que Frank allá metido alguno de esos amigos perdedores que tenía y lo esté sodomizando día, tarde y noche, pero Lindsey lo que quería era meterle el bichito a Jamia y lo había conseguido tan fácilmente
- Bueno… eh…
- ¿no haz pensado en llamarlo?
- Yo, no sé Lindsey, soy una mujer casada
- Y él es tu ex marido, a puesto que él sabe donde tocarte a la primera mientras David tarda mas de una hora en encontrar donde explotas, claro si es que lo encuentra
- No sé si debamos seguir hablando de esto
- ¿Por qué no lo llamas?
- Pues…
- No pierdes nada querida, al contrario… podrías ganar ¡una cama rota!

Jamia sentía un calor sofocante en su entrepierna. Hacia tanto que no pensaba en Suiza, en la cama rota, en Frank con ella, sobre ella, dentro de ella. Disimuladamente abrió las piernas pensando que le caería una brisa de aire, pero el pantalón se le movió haciéndole vibrar un poquito haciéndola saltar del sofá

- Eres terrible – logró decir Jamia con la respiración entre cortada
- Anda – le dijo Lindsey acercándole su teléfono – llámalo, dile que te recoja aquí
- ¿aquí? ¿quieres que rompamos una cama tuya? – dijo Jamia bromeando
- Que recoja a las niñas aquí y tu lo esperas en tu casa con lencería nueva
- Puede ser, pero… David, tu sabes que…
- Vamos Jamia, ¡una cama rota! ¡que no se te olvide! ¡Apuesto que hace mucho no tienes un orgasmo provocado por un hombre! – era cierto, los últimos orgasmos que había tenido, tristemente se los había provocado ella

Las manos de Jamia temblaron al contacto del teléfono, pero eso no le impidió marcar correctamente el número de su ex esposo. El celular de frente le dio la casilla de voz, en cambio con el fijo tuvo suerte y lo cogió a la primera.

- ¿Diga?
- ¿Frank? ¿Eres tú?
- Si, hola Jamia
- ¿Te encuentras bien?
- Si…
- Entonces… ¿Apagaste el celular? Vamos Frank no puedes volver a estar incomunicado, tus hijas te necesitan
- Jamia, no empieces

Lindsey le hacía señas con la mano a Jamia, diciéndole que no pelee, que se calma y no se olvide de la cama rota en suiza.

- Si haz llamado para discutir, créeme no es un buen momento – dijo
- Lo siento – dijo Jamia mientras Lindsey le seguía haciéndole gestitos – no quiero joderte, veras… solo me preocupe por ti
- Gracias… ¿Cómo están las niñas?
- Si bien, todo bien, ellas están genial
- Vale, ¿me las comunicas?
- Eh… bueno ellas no están aquí, se fueron a casa de Lindsey
- ¿Lindsey?
- Si, están jugando con Bandit ¿Qué te parece si las pasas a recoger en un par de horas?
- Si, claro
- Y de ahí… pasas por la casa, bueno obviamente pasas por la casa – Jamia comenzó a ponerse mas nerviosa, una gotita de sudor paso por su frente, Lindsey le hacia gestos que se tranquilice – y ¡Pido una pizza para nosotros! – Jamia se mordió la lengua - ¡Para ti y las chicas, claro para mi también!
- De acuerdo, iré por ellas en un rato
- ¡Genial! Entonces… ¡Te veo en unas horas!
- Ok, adiós
- Chau

Jamia colgó el teléfono, cogió su bolso y corrió al centro comercial. Necesitaba un vestido nuevo y quizás… también ropa interior nueva, uno nunca sabe, nunca sabe… pensó.
Por otro lado Lindsey subió a su habitación e imprimió todos los correos y conversaciones que había tenido con Gerard, tenia que encontrar a su marido, y si eso implicaba meter al infeliz que había sido su amante por años, no le importaba. Si Gerard aparecía, Frank no se le iba a acercar, por que para eso estaba Jamia, para retenerlo a su lado otra vez, quien sabe, quizás y con suerte, si el enano accede esta noche, la gorda quede preñada.