domingo, 12 de febrero de 2012

Capitulo XXIV



24






Frank sintió la nariz de Gerard respirar en su cuello. Se había quedado dormido apoyado en su cuerpo, el viaje había sido largo, pero ahí estaban los dos, volviendo a casa, juntos nuevamente.

-        Te amo – susurró Frank en la frente de Gerard mientras la besaba

Gerard se movió un poquito y sonrió, yo también, susurró. Frank siguió acariciando su cabello sintiéndose en las nubes. Gerard estaba ahí, con él, en un momento eterno. Frank apretó su mano  y la enlazo con las suyas, mientras su amante dormía hecho un ovillo apoyado en él. Lo miro tiernamente y acaricio su cabello y siguió besando su frente. Te amo susurraba, te amo infinitamente. Gerard dormía y Frank sentía que tanta felicidad no podía ser más que…

-        Llegamos señor – avisó Brando

Un sueño.
El olor a cerezos estaba en cada rincón de las casas abandonadas de la calle donde creció Gerard. El sueño había sido tan real, tan vivo… el olor lo mareaba, lo atontaba, lo hacia sentirlo en todos lados. Los recuerdos no se hicieron esperar, todo ello estaba flotando en el aire. Frank recordó la primera vez que piso esa calle. Gerard había echo una fiesta por su cumpleaños, Frank aun no pertenecía a la banda, lo conocía de vista, lo conocía como el amigo de Ray que escribía comics, el  que quería cambiar el mundo, el que tenia una banda, una banda donde se vestían de negro, una banda que iba a llegar lejos. Frank no lo conocía pero sentía que lo admiraba. Gerard el chico del cabello desordenado, que no puede resistirse a una botella de cerveza, el chico que siempre estaba dando tumbos, el chico que…
La fiesta fue en esa misma casa donde él estaba estacionado, unos amigos en común lo habían llevado, Ray entre ellos, su amigo que murió abierto como una res sobre su cama. Frank tuvo ganas de llorar, luego de vomitar. Intento dejar de pensar en ese día, la sangre, el dedo, las cicatrices, secuelas, había dejado tantas, tantas. El olor lo llevo nuevamente a esa fiesta, Gerard no había dejado de mirarlo, lo disimulaba, intentaba no hablarle directamente, pero lo veía de lejos, poniendo los nervios de punta a Frank.
¿Puedo ser la única esperanza para ti?
La noche había avanzado, Gerard estaba borracho, le hablaba un poco mas, le decía cosas sin sentido, y algunas que luego tomaron sentido. Parecía desnudarlo con la mirada, Frank estaba ridículamente nervioso, Jamia no había prestado atención a nada, estaba entretenida, Gerard le coqueteaba, oh si, le coqueteaba descaradamente con una botella de cerveza en la mano, pero Frank no se la creía, creía que era parte de su imaginación de sus ganas de sentir al fin lo que nunca se atrevió antes. No, no había forma que ese chico de cabello oscuro y mirada perdida lo mire a él, ¡y menos le coquetee! Tenia que ser ideas suyas,, Frank había ido con su novia, con Jamia la del vestido negro y los michelines apretados y por ahí estaba la novia de Gerard en ese tiempo, una tal Kat, Kathy, Katmandú, no lo recuerda, pero estaba ahí detrás de el, con tragos, polvo blanco, muchas mierdas encima. Frank pasaba a su lado a propósito, Gerard se reía, lo abrazaba, lo tocaba, lo tocaba en la espalda, mas abajo, tan abajo, Frank sintió que iba a explotar. ¿Qué estoy sintiendo? ¿Qué me hace sentir? Sus ojos, sus bellos ojos verdes. Nunca se había sentido atraído por un chico hasta ese día, hasta que conoció sus ojos.

-        ¿Señor? – insistió su seguridad y chofer

Y ahora estaba ahí, en esa calle, afuera de esa casa, la única casa con la luz prendida de la cuadra, esa casa donde lo conoció, donde lo besó por primera vez, donde hicieron el amor en su habitación, ese sótano viejo mohoso lleno de afiches de comics, donde su cuerpo no volvió sentirse igual que antes, donde sintió cosas que jamás imagino, Gerard, tengo que encontrarte.

-        ¿Señor Iero?
-        ¿Si?
-        Ya llegamos
-        Ah, si

Frank volvió a la realidad y miró las viviendas descoloridas, maltrechas, sucias, donde posiblemente no vivía nadie hacia mucho. ¿Pero cuanto tiempo era mucho? Frank no lo sabía, pero estar en una calle casi fantasma ya de por sí le paraba los pelos de punta, sobre todo si… el encapuchado estaba ahí. ¿Estaba ahí? La luz prendida de la casa, avisaba que alguien estaba ahí, alguien, ¿el encapuchado? ¿Gerard? Jarrod, esta con Jarrod. El corazón de Frank comenzó a zapatear compulsivamente. No, eso no, tengo que dejar de pensar en eso. ¡Gerard no esta con Jarrod! Gerard… está… ¿con el encapuchado? La piel se le erizó, ¿y si adentro estaba el encapuchado? Si era cierta la teoría de Lindsey y ahí estaba Gerard, el encapuchado estaba por ahí merodeando la casa. Mejor que este con el encapuchado que con Jarrod, no ¡No! Tengo que… Dios mío, tengo que dejar de pensar en eso, por favor, no puedo…
Brando miraba a Frank de lejos y se reía disimuladamente de su jefe, mientras Pedro traía mas de una pregunta en la cabeza por que por mas que lo intentaba, no entendía la situación ¿Por qué su jefe se había empeñado en ir a la casa vieja de su difunto amante? ¿Pensaba jugar la ouija y hacerse una paja? Su jefe estaba nervioso, sudaba mucho a pesar del frío y parecía estar perdido en el espacio por ratos, como si su mente volara a miles de kilómetros de ahí. Estaban estacionados frente a la casa casi 10 minutos y Frank recién se movia sin dejar de estar aturdido. No, definitivamente no entendia a su jefe, pero a el le pagaban para cuidarlo, era mejor no hacer preguntas y reir como Brando, reir disimuladamente.
Frank abrió la puerta de la camioneta sin dejar de mirar la casa ¿Y si les digo a los chicos que me acompañen? Por un momento lo pensó, pero luego de lo que paso en su cumpleaños… No, no iba a permitir que ese loco matara a alguien más por su culpa. No pensaba implicar  a los chicos más en esto, ya suficiente han hecho en traerlos a la casa del terror, que antes fue… del amor, de mi amor, respiro hondamente y trato de esconder la lagrima que intentaba salir de su lagrimal. Tenia que calmarse, tenia ganas de llorara pero no sabia por que, sus manos temblaban al igual que sus piernas, sintió un cosquilleo y apretó la entrepierna por si quería escaparse algo por ahí. Piso al fin el suelo y sintió que mejor se metía a la camioneta y se olvidaba del tema, pero… no podía, Gerard podía estar ahí. Follando con Jarrod. No, Dios, por que tenia que pensar en esas cosas ahora. Aunque peor era saber que el encapuchado lo estaba violando. Paso saliva y camino despacio hacia la casa, la calle estaba tan oscura, era una calle fantasma, una jodida calle de esas de película donde penaban y aparecían zombis donde se comían tus sesos y... Jarrod y Gerard se gustan, son novios, se dan la mano debajo de un árbol se besan… Frank sintió que la cabeza iba a estallarle.
Camino hacia la casa, las paredes de madera oscura lucían desgastadas, maltratadas, pero ahí estaban, de pie a pesar del tiempo, la lluvia, de los recuerdos ¿Puedo ser la única esperanza para ti?
Se asomó a la parte posterior de la casa, donde estaba el sótano que fue la habitación de Gerard en la adolescencia, bajo a tientas las escaleritas que estaban mojadas por una lluvia reciente, una lluvia ¿actual? Frank notó que estaba empapado ¿en que momento?, Frank estaba parado debajo de una lluvia caudalosa que lo había estado mojando de pies a cabeza y no se había percatado de ella. Aun con las piernas tembleques, llegó a la puerta pequeña de madera que daba a la antigua habitación y pegó la oreja en ella intentando escuchar algún sonido dentro, pero todo estaba silencioso, no había rastros de luz en esa habitación. Acercó un puño a la puerta y pensó en tocar, pero algo lo hizo retroceder y casi mearse encima. Dentro de la casa se escuchó un sonido fuerte, como si movieran un mueble. Frank retiró el puño y corrió por las escaleritas tropezándose en una de ellas y cayendo al suelo de rodillas al asfalto mojado con las palmas abiertas. Asustado, gateó dos gradas más, hasta salir de ahí y caminó alrededor de la casa con cautela sin quitarle la vista a Brando quien lo observaba de lejos, a Frank le pareció que tenia una estúpida sonrisa sarcástica en el rostro, pero se volvió a tropezar y lo vió serio. Quizás era su imaginación. Brando cruzo un par de palabras con Pedro y bajo de la camioneta, pero Frank de lejos le hizo señas desesperadas de que se meta en el auto y no haga ruido. Pedro estaba mas perdido que nunca, Brando volvió a la camioneta y prendió la radio.
Pedro pensó que era mejor bajar y no hacerle caso, ayudarlo, estaba mojado y lleno de barro en los pantalones (iba a hacer mierda el carro, pero en fin) pero Brando empezó a leer el periódico mientras escuchaba la música de la radio, entonces desistió. Brando lo conocía desde hacía mas tiempo que él, quizás solo quería entrar a husmear o… quien sabe robarse alguna pertenencia de Gerard. Así que le pidió el periódico de deportes y siguieron en lo suyo.

Frank exhalo e inhalo todas las veces que le fue posible para tratar de volver al ritmo cardiaco normal. ¿Qué sonido había sido ese? ¿Qué estaban moviendo? El saco de papas, el saco de papas ensangrentado, a Gerard, Gerard era un saco de papas. Frank sintió que si su mente seguía haciéndole pasar esos malos ratos no solo se iba a orinar encima, si no…
El sonido se hizo mas intenso dentro de la casa que hizo ponerle la piel de gallina, algo se movía dentro ¿Qué cosa movían? Y sobre todo ¿Quién lo estaba moviendo? Cuando sintió que su ritmo se controlaba, camino despacio hacia la puerta principal de la casa, donde la luz estaba prendida. Intentó ver por las ventanas, pero las cortinas estaban cerradas, bajo la cabeza al agujero del correo en la puerta, pero estaba taponeado con un clavado improvisado con maderas viejas y llenas de hongos encima que le provocó escalofríos. ¿Quién cerraría el buzón de correo de esa manera? Alguien que no quiere que vean el saco de papas, el saco de papas sangrante. Otro sonido vino de dentro de la casa, pero esta vez fue distinto, se escuchaba unas voces, luego otras, y luego otras distintas, alguien había prendido el televisor y estaba cambiando los canales. Pero ¿Quién? Jarrod. ¡No!
Frank pego la oreja a la puerta, tratando de hacer el mínimo ruido, pero sin querer había pateado una de las macetas sin flores que estaban acumuladas en el pórtico.

-        Mierda - maldijo

El sonido del televisor desapareció y se sintieron unos pasos acercarse a la puerta. Frank sintió que se iba a desmayar. Si era Gerard el que le abría, si era Jarrod, si era el encapuchado… Quiso salir corriendo de ahí, pero la curiosidad lo mataba. No iba a hacer ese viajecito por gusto, además… el estaba ahí por Gerard y los chicos estaban afuera… entonces debía calmarse, pero no podía ¡NO PODIA! Un pedazo de la cortina se abrió, unos ojos grandes, verdes, se asomaron desde el interior de la casa. Frank sintió como su vejiga luchaba por retener la orina. La cortina se cerró y ahí  Frank se percató que alguien dentro lo había visto. Quien quiera que estuviera en casa de Gerard moviendo el saco de papas sangrante que era Gerard y luego había prendido la televisión lo había visto. Frank pensó que si corría ahora, llegaría a la camioneta antes de que el encapuchado saliera y le cortara otro dedo, pero apenas volteo para empezar a correr se cayó en el pórtico de cara contra el suelo mientras uno, dos, tres cerrojos se abrían por dentro de la casa. Frank comenzó a temblar. Estaba jodido, adiós dedo, adiós vida, adiós Gerard, adiós Cherry, adiós Lily, oh no, mierda, no podía hacerle eso a sus hijas. Tenía que levantarse, ponerle frente a eso, en ese momento lamentó no haber llevado un arma, que estúpido era, las mejores ideas se le venían a ultima hora. La puerta por fin se abrió y la poca valentía recuperada se esfumó. Se levantó como pudo y trato de salir corriendo pero nuevamente resbaló y se golpeó lastimándose el coxis.

-        ¿Pero que rayos? – dijo una voz gruesa detrás de él, Frank besó su dedo índice y comenzó a llorar - ¿Frank? ¿Eres tú?

Frank volteo la cabeza despacito y vio la sombra de un cuerpo detrás suyo. Era el encapuchad, estaba jodido. ¡MIERDA!

-        Por favor, déjame ver a Gerard antes de que me mates, por favor…
-        ¿Qué? ¿pero de que rayos hablas chico?

La voz ya no le sonó tan gruesa, le sonó familiar, muy familiar. La mano de la sombra se estiró hacia Frank para ayudarlo a levantarse. Frank con miedo estiró la suya y de un tirón estuvo de pie. La luz de la puerta lo primero que iluminó fueron los ojos de la sombra. Eran verdes, unos verdes preciosos como los de…

-        ¿Donald?

El padre de Gerard Way estaba de pie mirándolo con las manos en la cintura. Frank se sintió confundido. ¿Qué hacía el padre de Gerard en su casa? Espera, eso no ha sonado… Donald tiene otra casa, una grande y cómoda lejos de este barrio fantasma ¿Qué rayos hacia ahí? Y ¿Qué estaba jalando dentro?

-        ¿Qué pretendías hacer?
-        ¿yo?
-        Estabas en la puerta de mi casa, ¿Qué quieres?
-        Es que… Gerard
-        Mi hijo esta muerto por si no te acuerdas
-        Yo, si… no… es que…

Donald cruzó los brazos en el pecho y lo dio una mirada nada amable a Frank. Dentro de la casa se escuchó el mismo ruido de antes. Alguien movía algo, un mueble, algo que pesaba, luego un golpe seco sonó como si hubieran dejado el bulto en el piso de madera. Frank retrocedió un paso ante la mirada de Donald quien se veía impaciente.

-        ¿Quién…? – intentó preguntar Frank
-        ¿Quién que? ¿Qué haces acá Frank?
-        ¿Quién esta adentro?
-        Ese no es tu problema ¿A que haz venido?
-        Gerard… - intentó explicar Frank pero se cortó cuando sintió unos pasos acercarse

Frank retrocedió nuevamente y pensó que era hora de salir corriendo de ahí. Donald parecía querer matarlo con la mirada y quien había estado moviendo el mueble o el saco de papas ensangrentado estaba acercándose a la puerta. Entonces la puerta de su camioneta se abrió y sintió que los chicos de seguridad que lo habían acompañado se estaban acercando. ¡Ah que afortunado era! Claro, si es que el encapuchado no se las arregla para matarlos antes, aunque… ¿Qué haría el encapuchado con Donald Way? A menos que…
-        ¿Frank?

Mikey Way apareció en la puerta de la casa con una toalla en las manos. La toalla estaba teñida de rojo al igual que sus blancas manos. Frank estuvo a punto de desmayarse. El saco de papas, Gerard, Dios ¿Qué había echo ese hijo de puta? ¿Qué le había echo a su Gerard? Como pudo ser tan tonto, todo estaba tan claro, todo ¿Cuándo descartó que Mikey era el encapuchado? Dios y hacia unos días habían almorzado juntos y ahora… ¡El maldito tenia las manos manchadas de la sangre de su hermano!

-        ¿Qué le hiciste? – gimió Frank, sus ojos se inundaban en lagrimas pero a la vez se llenaba de rabia
-        ¿Qué le hice a que?
-        Tus manos… ¡Que le hiciste!- gritó Frank
-        ¿Pero que rayos le pasa a este? – gritó Donald
-        Será mejor que pases papá
-        ¡No! – chillo Frank - ¡Que le han hecho a Gerard! ¡Malditos!
-        ¿Esto es una broma Mikey? – preguntó Donald a su hijo
-        Papá, yo me encargo
-        ¡Es su hijo! ¡Maldito viejo miserable que le ha hecho a mi Gerard!

La seguridad de Frank se acercó en el mismo instante en el que Donald Way estuvo a punto de estrellarle un puñete a Frank en el rostro. Brando levantó la mano y paralizo el golpe del padre de Gerard, Pedro por su parte jalo a su jefe para atrás intentando sacarlo del pórtico de la casa pero Frank se resistía gritando escandalosamente.

-        ¡Malditos! ¡Que le han hecho a mi Gerard! ¡Maldito Mikey! ¡MALDITOS TODOS!
-        Jefe por favor, vamos al auto
-        ¡Me las van a pagar! ¡Voy a llamar a la policía! – grito pataleando mientras Pedro lo cargaba - ¡Van a podrirse en la cárcel! ¡Ya verán malditos!
-        ¡Este tipo esta loco! Yo voy a llamar a la policía, haz irrumpido en mi casa con tus necedades
-        ¡MALDITO COMO PUDO! ¡TODO POR QUE LE ME AMABA Y USTED NO LO APROBABA! ¡MALDITO HOMOFOBICO!

Brando se acercó a Pedro y entre los dos sacaron a Frank del pórtico quien no dejaba de gritar y patalear. Mikey corrió hacia Frank secándose las manos totalmente con la toallita e intentó hablar con el, pero Frank no escuchaba, gritaba sin cesar mientras su seguridad intentaba calmarlo y meterlo al auto como de lugar.

-        Tienes que calmarte Frank, mi hermano esta muerto joder ¡Ya te lo eh dicho!
-        ¡No es cierto! ¡Mientes! ¡Ustedes lo tienen secuestrado! Como no se me ocurrió, malditos voy a llamar a la policía ¡Al FBI!
-        ¡MI HERMANO ESTA MUERTO! ¡BIEN MUERTO! ¡ES QUE NO PUEDES ENTENDERLO!
-        ¡No! ¡Ustedes lo tienen! ¡Que le haz echo! Tus manos, Dios que le hiciste a mi Gerard
-        ¡GERARD ESTA MUERTO! ¡EXPLOTO! ¡HIZO PUM - PUM! ¿EN QUE IDIOMA QUIERES QUE TE LO DIGA?

Al fin Brando metió la cabeza de Frank al auto y se sentó a su lado, mientras Pedro paso adelante del volante arrancando la camioneta. Frank se puso a llorar desconsoladamente en los brazos de su seguridad mientras Mikey se alejaba del auto y volvía a la casa donde creció. En el pórtico aun permanecía Donald quien no había dejado de mirar a Frank y este a él. Los ojos verdes de Donald fue lo último que Frank vio en Belleville esa noche.



  Lily había despertado asustada en su cama. Estaba sola, sin Cherry tonteando por ahí como siempre (por que a veces Cherry tampoco podía dormir y se metía a dormir con ella) y con la sabana mojada debajo suyo. Por un momento se alegró de que Cherry no este ahí a su lado, o estaría burlándose de ella por hacerse echo pipi en la cama, pero por otro lado, la habitación oscura y los recuerdos de su sueño le daban ganas de hacerse la pichi otra vez encima. Ella no quería seguir haciendo eso ¡Ya estaba grande! Tenia 12 años y a su edad, sus amigas ya tenían hasta novio y jamás de los jamases se hubieran echo pichi encima por un sueño. Pero, ese no era cualquier sueño, era el mismo maldito sueño que volvía a meterse a su cabeza. Un sueño que ella no quería tener, por que tenía que ver con el tío Gerard y a Lily no le caía bien el tío Gerard. No se lo había dicho a nadie, pero estuvo muy feliz cuando se entero que había muerto, es mas a escondidas había echo una fiesta con sus peluches cuando leyó en los periódicos de que su carro había explotado con el dentro. Es que no podía evitarlo, tío Gerard se había ganado el titulo del tío mas antipático del mundo y no era solo porque a veces sentía que papá lo prefería a él que a ella, si no que tenia muchos motivos por el cual lo hacia ser un pesado y malo. Una de ellas era que siempre le sonreía delante de papa y cuando papa volteaba la miraba feo o le decía que era una gorda horrible. Lily se sentía mal y a veces tenia ganas de llorar, por que ella siempre fue gordita, desde bebé, y por más que quería dejar de comer los postres ricos que mama le preparaba, no podía. Además tío Gerard no solo la molestaba con su gordura, si no que a veces se enojaba por que ella quería estar a lado de su papa y tío Gerard también, entonces la gritaba fuerte a ella y Cherry, o las encerraba en una habitación junto con Bandit disque a “jugar” no sin antes gritarles que no se les ocurriera salir de ahí. Además tío Gerard en algún momento le había puesto la mano encima. A veces solo la jaloneaba de la ropa, otras le arrancaban el cabello de las colitas que siempre usaba, pero a veces era muy cruel y le lanzaba algo encima o las perseguía con el cinturón en mano cuando le desobedecían. Es que así era tío Gerard, malo, también era malo con Cherry, y sobre todo con papa. Lo gritaba por todo, lo metía siempre a un cuarto y luego de hacerlo gritar a papa de dolor (por que papa gritaba de dolor, ella estaba segura de eso) lo botaba de la casa donde estén. Papa a pesar de eso siempre lo llamaba, lo buscaba y se empeñaba en verlo. A Lily le parecía muy feo eso, que papa se junte con tío Gerard sabiendo que siempre es para encerrarlo y hacerlo gritar de dolor, pero papa les decía que tío Gerard era bueno y que él lo quería mucho, que le tenia un cariño muy especial. Lily no entendía eso, por que solo escuchaba los gritos de dolor de papa detrás de una puerta y claro, unas cuantas veces había visto a tío Gerard darle de nalgadas a papa que en vez de quejarse soltaba una risita. Tío Gerard estaba medio loco, y papa aun mas por permitirle esas cosas, por eso sentía que el sueño que había tenido era horrible, muy feo, una pesadilla, por que mas que un sueño había tenido como un recuerdo con papa y tío Gerard entre las sombras de su habitación, sombras negras que se parecían a tío Gerard. En su sueño, su papa compraba 2 pizzas grandes, una para ella con su hermana y Bandit y la otra para el y tío Gerard. Como siempre se había separado en 2 habitaciones, las niñas en una, y los grandes en otra. Lily sabia que en cualquier momento iban a empezar los gritos de dolor de papa, pero se hacia la que mejor no los escuchaba, por que le daban un poco de miedo. Entonces dejo a su hermana y a su amiga (por que en ese tiempo Bandit era su amiga, ahora se había convertido en una bruja loca y ya no eran amigas, nunca mas iban a serlo, al menos hasta que deje de ser tan mala) y bajo las escaleras para meterse debajo de la mesa de la cocina. Había llevado un libro de Harry Potter y se había puesto a leerlo en silencio, sin importarle en forzar la vista por que debajo de una mesa no había mucha luz. Entonces estuvo así entretenida leyendo con su pedazo de pizza en las piernas y un vasito con limonada en la otra, hasta que escucho ruido y se asusto. Tío Gerard entro en la cocina, si bien no le veía la cara, vio sus piernas, no tenían pantalón, ni zapatos, ni medias, pero sabía que era tío Gerard por su forma de caminar, sus piernas muy blancas que ella había visto en la playa y el sonido de los dedos de sus manos tronar al entrar. Se paseo por ahí e hizo ruido sobre la mesa, como si estuviera sacando los platos que estaban encima y la latita de galletas que Lily había bajado antes de esconderse (eso no quería decir que era una gorda hambrienta como decía tío Gerard, ella solo quería probar esas galletitas de osito, nada mas). Lily no hizo ruido y se tapo los ojos, como si eso la protegiera de qué tío Gerard la encuentre. Al ratito escucho la voz de su papa acercarse. Lily abrió los ojos y pensó que si tío Gerard se salía de ahí por un ratito, podía correr a los brazos de su papa para evitarse una paliza del tío Gerard por haber salido de la habitación. Pero tío Gerard no se había ido, seguía ahí, sus piernas blancas lo delatan. Las piernas de su papa tampoco traían pantalón, ni medias, ni zapatos y su caminar era lentito, muy lentito, como si le pesaran las piernas o le dolieran. Lily pensó pobrecito papa seguro le debe doler la paliza que tío Gerard le había dado. Entonces tío Gerard lanzó a su papa sobre la mesa con fuerza, pero no sentado, si no echado, y echado de espaldas o algo así. Lily acerco un poco su cabeza y se fijo que su papa no traía calzoncillos y se le veía su pipilin. Lily soltó una risita para adentro, pero luego al escuchar a su papa gritar, pensó que tío Gerard lo había puesto en esta situación para castigarlo. Lily estuvo a punto de llorar de pena ahí mismo. No soportaba ver a su papito llorar de dolor con los golpes que tío Gerard le hacia, así que pensó. ¿Y si salgo? ¿Y si salvo a papito del castigo feo del tío Gerard? Total, a ella le iba a dar una paliza, pero se le iba a pasar por que era una niña fuerte (mama siempre le decía eso), en cambio papito era débil, papito siempre hacia ruidos de dolor y cuando uno hace ruidos de dolor es cuando alguien le esta dando una tanta muy dura. Entonces Lily dejo su libro, su pizza y su limonada y gateo hasta la salida de la mesa, donde las piernas de su papito colgaban y las de su tío Gerard estaban detrás suyo moviéndose de una manera escandalosa, la mesa se movía feo, tronaba fuerte y papito no dejaba de gritar y decirle “despacio”, pero tío Gerard solo hacia sonidos de enojo, de fuerza con enojo. Lily vio una gotita de sangre caer en el piso blanco de la cocina que se había deslizado desde la pierna de su papa. Le estaban dando una tunda fuerte que le había echo una yayita tan fea que le había salido sangre, pobre papito. Lily salió de la mesa con cuidado y con miedo. Le iba a caer una, pero a la vez valdría la pena por que salvaría a papito de que sangre más de sus piernas salgan de la yayita que le había echo  el malo de tío Gerard. Entonces lo que vio, la atormento hasta ahora. Tío Gerard estaba castigando a su papa con su cuerpo. Papito tenia el rostro cansado, su cuerpo botado sobre la mesa no se movía, tenia los ojos cerrados, y solo aullaba de dolor. Tío Gerard ¿Por qué ese era tío Gerard, cierto? Ahora lo dudaba. Estaba sin ropa puesta y tenia una mascara de lana en la cara. Una mascara negra muy fea de la que solo se veían sus ojos rojos, furiosos. Tío Gerard no la había visto aun (y ella rezaba por que no la vea nunca, pero nunca en la vida) y siguió haciéndole daño a papito con su cuerpo, empujando sobre la mesa y gritándole cosas muy feas, cosas horribles que si quizás las escuchaba sin gritos ni esa cólera en la voz de tío Gerard podrían sonar un poco bonitas. Entonces tío Gerard la vio y se quito la mascara de la cara, la lanzó detrás del horno microondas y le dio una nalgada fuertísima a su papa que le dejo una marca muy roja, mientras dejaba de empujar su cuerpo contra la mesa.

-        ¡TE DIJE QUE NO SALGAS DE LA HABITACIÓN! – Gritó tío Gerard

Lily miro a su papa quien abría los ojos y los ponía asustados. Papito tenía los ojos asustados. Tío Gerard se apartó de su papa y  Lily noto que tampoco tenía calzoncillos, que traía el pipilin afuera, pero ¿Dónde había estado escondido su pipilin que recién se lo veía?

-        ¡ESTOY HARTO DE TUS HIJAS! ¡HARTO!
-        Lily mi amor, sube por favor – dijo papito bajando de la mesa y cubriéndose el pipilin
-        Papito te esta haciendo daño, no quiero que sangres

Frank reparó en la gotita en el piso y bajo la mirada. Tío Gerard lucía furioso, se acercó a la ruma de platos que había puesto en el repostero donde estaba el horno microondas, escondió su máscara fea y jaló uno de los platos y lo lanzó sobre el cuerpo de  Frank, donde se hizo añicos haciéndole una herida en la espalda, mientras le gritaba que se largue con sus hijas.

-        Todo esta bien mi amor, no estoy sangrando
-        Si, estas sangrando, tío Gerard te esta dando una paliza
-        Lily, mi amor sube y quédate con tu hermana, yo iré por ustedes ahora
-        No papito, no quiero dejarte solo, te va a matar – dijo abrazando de la cintura a su padre
-        ¡A TI TE VOY A MATAR MOCOSA METICHE! –gritó Gerard
-        Sube mi amor, por favor, te lo suplico, sube – pidió su papa – sube que yo te doy el alcance ahorita, te lo prometo
-        Pero papi – dijo Lily llorando muerta de miedo, la mascara negra, la horrible mascara negra estaba ahí
-        Lily, por favor, no voy a demorar, lo juro

Lily salió corriendo de la cocina y llego a la habitación de Bandit llorando. Cuando su hermana y su amiga le preguntaron que había pasado, Lily no dijo nada solo siguió llorando en los brazos de las niñas. Ahora su sueño había sido igualito, la única diferencia era que esta vez, su hermana ni Bandit estaban para recibirla con los brazos abiertos. Esta vez, estaba sola ante una sombra negra, igualita a la de tío Gerard que la esperaba en la habitación de Bandit.
Lily apretó su oso de peluche y cerró los ojos. No tenia por que asustarse. Tío Gerard estaba muerto, y los muertos no resucitan ¿o si?